Toros célebres: 'Catalán', de Eduardo Miura, o la "grandiosidad de quien está seguro que la tiene"

Instantánea de la cabeza de 'Catalán' (André Viard, Tierras Taurinas)




Procedente de la ya por aquel entonces legendaria divisa de Miura, ‘Catalán’ se ganó en la vieja plaza de Madrid, en los tiempos del terrible don Eduardo, la inmortalidad que los aficionados otorgan a los toros bravos.  Arrastrado a su muerte al paso lento de las mulillas sobre el albero del hoy extinto coso de la Carretera de Aragón, ‘Catalán pasó de este modo a la posteridad como el primer morlaco al que se le concede la vuelta al ruedo en honor a su bravura.


Instantánea de la desaparecida plaza de la carretera de Aragón


Madrid, otoño de 1902. La plaza de la Fuente del Berro, también conocida como Goya e inaugurada 28 años atrás en el lugar que hoy ocupa el Palacio de los Deportes, anuncia su decimosexta corrida de abono. En cartel: 6 toros de don Eduardo Miura para ‘Quinito’, ‘Bombita Chico’ y Vicente Pastor. En una época en la que la bravura de los toros se mide por las dificultades que presentan para su lidia y el número de jacos que perecen entre sus astas, los terribles toros ‘del patillas’ se convierten en los predilectos de la afición. Tanto es así que el número de ‘miuras’ lidiados crece exponencialmente, y en consecuencia las ganancias de ganadero y empresarios, lo que desembocará años más tarde en el incendiario pleito de los miuras cuya llama, según creen algunos, prendió aquella tarde del otoño madrileño en la que ‘Catalán’ pudo con ‘Bombita’.

Áspera, dura, correosa; la corrida de aquel 5 de octubre toma 36 puyazos, de los cuales 9 protagoniza 'Catalán', el quinto de la tarde: "negro, con bragas, bien puesto, largo, bien criado, de poca cuerna, alto de agujas, de ojo vivo, oreja movible y con todas las de ley" como lo describió Pascual Millán en la crónica de Sol y Sombra y del que El Almanaque del Tío Jindama, un año después de su lidia, nos aporta más información: 



Seis fueron los equinos que 'Catalán' catapultó a mejor vida tras una pelea en el ruedo que, en palabras del crítico de Sol y Sombra, debió de ser premiada con el indulto: 





Tal fue la satisfacción que produjo el astado entre los aficionados que, tras despedirle de tan majestuoso modo, el empresario, Pedro Niembro, mandó disecar la cabeza con la que obsequió al ganadero junto a una inscripción en la que, aún a día de hoy, se puede leer: 

"Al excelente ganadero D. Eduardo Miura le dedico la cabeza de su toro el Catalán el más bravo y noble que ha visto lidiar su amigo P. Niembro"

(Fotografía André Viard, Tierras Taurinas)


Por si fuera poco, la implacable crítica taurina de la época escogió un dibujo del morlaco en cuestión como portada de su siguiente número en el que lamentaba pasar (refiriéndose a los Miura) de "esas fieras terribles de esos ladrones pregonaos, doctores en el arte de escabechar coletas" a "los ducales borregos, que se matan con una zapatilla" para referirse a los toros del Duque de Veragua lidiados a continuación de los terribles toros sevillanos de Miura. 







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