La accidentada tarde en la que falleció un monosabio

Inicio de la reseña recogida en Pan y Toros

El riosecano Pablo Toro falleció durante la celebración de una novillada 'con poder y descomunales pitones' perteneciente al hierro de D. Victoriano Angoso que tuvo que ser suspendida en el último toro de la tarde ante la falta de lidiadores a causa de las innumerables cogidas en las que resultaron heridos dos novilleros, tres picadores, un monosabio y un banderillero.

La tarde del 5 de julio de 1896 pasará a la historia taurina de Valladolid como una de las más pródigas en percances de cuantas desde su inauguración se han vivido en el coso del Paseo de Zorrilla y es que fueron hasta siete las cogidas contabilizadas durante la celebración de una novillada de Victoriano Angoso a la que Emilio Casares, en su libro Historia de la Plaza de Toros de Valladolid, describe como: "de indomable fiereza y un sentido capaz de acabar con todos los profesionales que por la plaza andaban. Tenían poder y descomunales pitones, que provocaron en las cuadrillas un miedo cerval".

El primero de los percances, y probablemente uno de los más espectaculares, sucedió durante el primer novillo cuando Antonio Carral 'Carralito' fue literalmente lanzado al tendido por el morlaco cuando éste le alcanzó al saltar la barrera, sufriendo "una contusión fuerte en la cara externa del muslo derecho que le impidió continuar la lidia"

Apenas recuperados del primer percance saltó a la arena vallisoletana el segundo de los de Victoriano Angoso quién propinó un tremendo batacazo al picador Trescalés (chico) que hizo necesaria su paso por la enfermería que escasos minutos después también visitaría El Salamanquino, cuando el mismo morlaco lo volteara 'de malas maneras' fracturándole de este modo el brazo derecho.

Fue en el ecuador del festejo cuando el infortunado monosabio riosecano, Pablo Toro, sufrió la cogida del tercer animal de aquella aciaga tarde, causándole éste 'un puntazo de cinco centímetros de extensión por cuatro de profundidad en la región supralumbar izquierda' que tres días después le causaría la muerte en el Hospital Provincial. Mismo astado que hirió con una cornada de 7 centímetros al picador 'Giro' quien fue obligado, a pesar de las heridas sufridas en la caída, a continuar la lidia ante la falta de picadores.

Tras una lidia sin sobresaltos en el cuarto de la tarde salió por chiqueros el quinto, y a la postre último morlaco de la novillada, que obligó a la suspensión del festejo ante la falta de lidiadores tras herir al banderillero 'Manolé' y al picador 'Grajo'.