Bravura vallisoletana en el antiguo coso de Palencia

Antigua plaza de toros de Palencia



Bravos, duros y de poder resultaron los seis ejemplares que el vallisoletano Braulio Sanz mandó a tierras palentinas en la primera de feria de 1869 en la que los astados del Raso de Portillo se repartieron un total de 51 varas en las que dejaron para el arrastre cinco jacos y malhirieron otros tantos.




Duros como las tierras de Castilla en las que se criaban y tan armados como los caballeros que durante siglos poblaron nuestras llanuras fueron Jardinero, Escalorao, Manzano, Saeto, Zabache y Locario, los seis ejemplares que de divisa verde y blanca saltaron a las cuatro y media de la tarde a un coso que apenas dos lustros antes inauguraron sus antepasados, también criados en tierras de Portillo.

Descrito por el Boletín de Loterías y Toros como negro, listón y bien armado, el primero de la tarde de nombre Jardinero recibió de Torrijos, Marqueti y Briones 10 varas en las que fueron derribados hasta en cuatro ocasiones siendo en una de estas Torrijo gravemente herido, lo que le impidió continuar la lidia. Un caballo muerto y tres heridos dejó el del Raso sobre el albero palentino. A este le sucedió el más blando del encierro, Escalorao, de igual pelaje pero algo corni-corto que se llevó 9 varas en las que hirió a dos equinos.


Bravo y de poder, también negro listón pero corni-abierto, resultó el tercero de la tarde de nombre Manzano que hizo tragar quina a los varilargueros en 9 varas de las que llegó a derribar hasta en cinco ocasiones dejando tres caballos heridos. De no ser por las malas prácticas de los actuantes, la afición palentina hubiera disfrutado de un gran morlaco a juzgar por las palabras del crítico taurino.

De mismo pelaje y armadura que el que abrió plaza, Saeto dejó nuevamente un equino muerto en el redondel en el que aguantó 7 varas y protagonizó tres monumentales caídas de los picadores; la mitad de encuentros con los que deleitó a la afición Zabache, un corniveleto de nada más y nada menos: ¡14 varas! Con 6 caídas y dos equinos muertos entre sus astas.

Cerró plaza y mantuvo el buen nivel y nombre de los toros castellanos Locario, otro morlaco negro y bien armado al que lograron colocar 4 varas en las que pereció un nuevo equino.






Crónica extraída de nº 971 del Boletín y Loterías y de Toros del lunes 4 de octubre de 1869


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