La estación de Viana de Cega convertida en embarcadero de toros bravos




A escasos cinco kilómetros de las tierras del Raso en las que aún hoy pastan los descendientes de aquellos temidos toros castellanos, la pequeña estación ferroviaria de Viana de Cega resiste estoica al transcurso de los años. Relegada al olvido, al igual que la vacada a la que tantas veces transportó en sus andenes, parece rememorar el recuerdo de unos tiempos, al igual que para los toros del Raso, sin duda más favorables que los actuales


Inaugurada el 15 de septiembre de 1860, correspondiente al tramo Medina del Campo-Valladolid de la línea Madrid-Hendaya, su explotación se realizaba bajo el mando de la Compañía de los Caminos del Hierro del Norte de España, para cubrir tramos regionales y el transporte de mercancías. 

Pero su cercanía con las pantanosas tierras del Raso de Portillo así como las facilidades que el ferrocarril otorgó al transporte de ganado bravo a finales de los siglos XIX y principios del XX, pronto la convirtieron en el embarcadero desde el que los toros boecillanos iniciaban su viaje con destino a las tierras del Norte, como las de Amurrio o Mondragón; especialmente en los años 30, coincidiendo con el último periodo de esplendor de los toros castellanos. 


                     Cartel de los festejos taurinos de Mondragón con toros del Raso de Portillo


Una de las escasas reseñas sobre este olvidado embarcadero de toros bravos la encontramos entre las páginas de El Norte de Castilla el 16 de agosto de 1934 donde a través de una escueta noticia relata el embarque de los toros del Raso de Portillo con destino a Amurrio:

En la estación de Viana se han embarcado para Amurrio (Álava) cuatro preciosos novillos del ganadero castellano don Germán Gamazo. La corrida se habrá celebrado ayer. El encargado de despachar los animalitos es el novillero vallisoletano ¿Manolo Callejón?


Pero el testimonio más fehaciente de este desconocido rincón taurino lo aportó Don Emilio Casares Herrero -galardonado en 1998 con el trofeo nacional "Cossío" y natural de Viana de Cega- en la sección taurina del libro "Valladolid, vivencias y fotografías" (Maxtor 2015): 

¿Que cuándo empezó mi afición a los toros? Ni yo mismo lo sé. Si digo que nació conmigo, como innata, quizá por antecedentes familiares, no diría la verdad, ya que ningún familiar precedente tuvo nada que ver con la fiesta. Ahora bien, si yo, cuando en Viana iba a la escuela y en los recreos jugaba al toro con mis compañeros y seguía haciéndolo en otros lugares del pueblo, donde las posturas con el mandil y el palo me daban cierto aire de torero en ciernes; si otro tanto me ocurría con el perro de casa intentando enseñarle a embestir, creo que eso era ya sentir afición. 

Por otra parte, no me perdía ningún traslado de toros procedentes de El Raso de Portillo que en carretas tiradas por cabestros se alineaban a lo largo de la carretera y de esa guisa venían a embarcar la corrida con el destino que fuere en nuestra estación. Seguía sus pasos, sus maniobras para la colocación en el vagón del ganado y empinado sobre un altozano echaba una ojeada a los toros, cuando los vaqueros no me veían.


                    Corrida del Raso de Portillo para Burdeos preparada en la finca para su embarque


Más de 80 años después del último embarque del que se tiene constancia, la estación de Viana dormita junto a sus desangelados andenes. Quién sabe si fue consciente que hace tan sólo un año un toro de la divisa que acogió en sus vagones volvía a pisar su pueblo. Fue 'Sevillano' y lo hizo de la mano de la Asociación Taurina el Polvorín durante las fiestas de San Blas 2018.



                 Estación de ferrocarril de Viana de Cega (Fuente: El Día de Valladolid)

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